Cuando hablamos tenemos que ser conscientes de que el otro es diferente y que no estamos para convencerle: lo importante es que todos puedan opinar y decir lo que piensan realmente y se puedan escuchar todas las voces. Creo que todos tenemos que sentirnos representados políticamente. Es difícil compartir o entablar una conversación entre diferentes partes cuando falta(n) algún grupo de personas. Se tienen que dar pasos por parte de todos para llegar a una postura de diálogo: todos presentes y partiendo de la premisa de que sin respeto, sin hablar de igual a igual y sin escucharnos, volvemos al mismo punto de partida. La historia indica que todo es relativo; hace unos años (por ejemplo) cierto grupo de ciudadanos se posicionaba contra el Estatuto y hoy en día lo defienden a ultranza. Quien nos dice que mañana no defiendan también el autogobierno.