Algunos temas despiertan tanta pasión que los que voten en la consulta no actúan de forma racional. Quebec: se vuelve una y otra vez a consultar al pueblo sobre el mismo tema. Hay que poner el límite de la consulta popular en algún sitio, si no sería asamblearísmo. De un sistema asambleario a que no cuente en absoluto la opinión popular ¿dónde está el límite? La consulta/referéndum sólo como último paso. El pueblo se vincula con lo que resulte de la votación. Lo que es ratificado en votación por el pueblo, es difícil, casi imposible que sea modificado por los partidos políticos a priori. Es decir, pierde el carácter temporal de toda decisión adoptada. ¿Dónde está el límite entre legalidad y legitimidad? Es decir, un resultado del 51% es legal pero, ¿es legítimo? ¿Somos capaces de votar pensando en el bien general o buscamos solo el particular?