Reconocimiento de la existencia de un conflicto en nuestra sociedad y tener voluntad de solucionarlo. Propugnar una solución dialogada frente a una solución jurídico-policial que no hará sino diferir el conflicto a otra generación, sin haberlo cerrado. Devolver a las palabras su significado, haciendo una labor didáctica y explicando las diferencias entre libertad, paz, constitución, democracia, lucha de liberación, terrorismo, autodeterminación, no son sinónimos. Las víctimas y su participación en el diálogo. No deben de participar activamente, serán referente de fondo, respetados por todos, con reconocimiento. Exigencia ética a los partidos de su no utilización como arma arrojadiza electoral. Las víctimas son de toda la sociedad. Propiciar actos conjuntos de víctimas de ambas partes. Ni vencedores ni vencidos, la cultura de discusión y cesión, no hay claudicación ni rendición. En la guerra civil hubo vencedores y vencidos y, setenta años después, algunos siguen en la misma onda, tras un millón de muertos.