ETA demuestra que desea persistir en el uso de la violencia, un reducido grupo de nuestra sociedad que ha optado voluntariamente por el uso de la violencia para imponerse al resto. La violencia de ETA es una dificultad para hacer política con normalidad, especialmente para las opciones no nacionalistas, por recibir un mayor grado de amenaza. Presentar propuestas partidistas defendiendo que las mismas nos acercan a la Paz, como negarnos a hablar de determinadas cuestiones políticas por ser coincidentes o cercanas a las de ETA, es darle legitimidad a la violencia de ETA. Cuando hablamos de oportunidades para lograr la Paz debemos hacerlo asumiendo una separación entre el problema de la violencia que sufrimos y los conflictos políticos que tengamos en nuestra sociedad. Existe cada vez un mayor reconocimiento hacia las víctimas del terrorismo, en lo que la ciudadanía haya asumido como un ataque a la pluralidad de nuestra sociedad por parte de ETA. La falta de legitimación política y social de la violencia, incluso dentro de la izquierda abertzale creo que se da una disminución en el apoyo a esta, que va a hacer que exista una mayor presión para apostar por las vías exclusivamente políticas para defender sus ideales. Se ha demostrado que se pueden hacer cambios en los diferentes estatus jurídicos que existen en España, cambios que se han realizado además con diferentes mayorías políticas plurales.